Una historia de perseverancia para ti.
Cuando te gusta lo que haces y te pagan por eso, es momento de detenerse y dar gracias a Dios y a todos los que te rodean, por las bendiciones recibidas, “Que emites, Que recibes” y la gran pregunta es, ¿Cómo se llega a ese estado en que te sientes que alcanzaste el éxito?, ¿como alcanzar la felicidad producto de la relación esfuerzo recompensa?, ¿Como llegar a tu casa y dormir en Paz? Muchas interrogantes y la respuesta en una palabra, “Perseverancia” definida en el diccionario de la lengua española como “Constancia en la virtud y en mantener la gracia hasta la muerte.”
En Madrid, España, existen varios negocios ejemplo de perseverancia, que siempre les comento a familiares, amigos y clientes. Uno es la Pastelería La Mallorquina, referencia obligada tanto por su historia, sabores y servicio, como por su calidad. Creada en 1894, debe su nombre al origen balear de su fundador Juan Ripoll, cuya familia vendió el negocio durante la guerra civil a sus actuales propietarios.
El otro ejemplo de perseverancia que les quiero comentar y con similar fecha de fundación, historia y esmerado servicio, es la Chocolatería San Gines, situada en uno de los pasadizos más antiguos de Madrid, entre Arenal y Mayor, en tiempos pasados era un mesón y hospedería, que en 1894 es convertido en churrería. Su ubicación junto al Teatro Eslava y la Iglesia de San Ginés, ha atendido por muchísimos años a una numerosa clientela, que después de la función o la misa, degustaba un exquisito chocolate con churros.
Madrid es una ciudad hermosísima, con historias de perseverancia en cada esquina, de colores por doquier, que cada uno la recuerda a su manera, en mi caso, cuando pruebo un pastelito de pescado o un churro con chocolate digo, que tiene “Sabor a Madrid”.
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